martes, 25 de marzo de 2014

La desaparición del Boeing 777 de Malaysia Airlines con 239 personas a bordo ha reflotado la memoria de un gran enigma aeronáutico argentino, la historia del Douglas DC-54 matrícula TC 48




Por: Prof. Rubén Morales.

La desaparición del Boeing 777 de Malaysia Airlines con 239 personas a bordo ha reflotado la memoria de un gran enigma aeronáutico argentino, la historia del Douglas DC-54 matrícula TC 48, de la Fuerza Aérea, más conocido como "el avión de los cadetes" que se perdió en la zona selvática de Costa Rica, el 3 de noviembre de 1965, con 69 ocupantes a bordo. El TC 48 era un cuatrimotor de casi 29 metros de largo y 37 metros de envergadura entre puntas de ala. Una mole de 30.000 kg.,a pesar de lo cual jamás se encontró resto alguno de la máquina. Hoy se abre una nueva posibilidad de hallarlo, gracias a una expedición privada que impulsan los familiares de las víctimas, para lo cual han abierto una caja de ahorro donde todos los interesados en colaborar con la búsqueda pueden hacer una donación voluntaria. Al final de este artículo se explica la forma concreta de contribuir.



Ultima foto del TC 48 con los tripulantes y cadetes, Base Howard, Panamá. Fuente (7)


El enigma del TC 48 perdido en Centroamérica está a punto de cumplir medio siglo, tiempo en el cual han corrido todo tipo de especulaciones, ocultamientos y maniobras desinformativas. Ahora se abre una posibilidad de encontrarlo y cabe aportar algunas razones por las cuales es importante colaborar con los familiares en la nueva búsqueda civil que se inicia.

Cecilia Viberti, hija del piloto del TC 48 Esteban Viberti, explicó que “cientos de conjeturas conspirativas se hicieron sobre el accidente: que una tribu indígena mantuvo cautivos a los sobrevivientes; que existe otro Triángulo de las Bermudas que se ‘tragó’ al avión; que hay un ‘pueblo fantasma’ donde viven los tripulantes. Al igual que lo que ocurre con el avión malayo, todo gira en torno a lo mismo. Las dos historias tienen una palabra en común: el misterio”.



Cecilia Viberti, hija del piloto del TC 48 Esteban Viberti, explicó que “cientos de conjeturas conspirativas se hicieron sobre el accidente: que una tribu indígena mantuvo cautivos a los sobrevivientes; que existe otro Triángulo de las Bermudas que se ‘tragó’ al avión; que hay un ‘pueblo fantasma’ donde viven los tripulantes. Al igual que lo que ocurre con el avión malayo, todo gira en torno a lo mismo. Las dos historias tienen una palabra en común: el misterio” (4).
El recordado capitán Daniel Perissé, protagonista e investigador de las observaciones de ovnis realizadas desde la Antártida en 1965, solía repetir: "siempre que se habla de misterio es porque hay ocultamiento de información", palabras que parecen calzar como un guante en el caso del TC 48. Nueve meses antes de la desaparición del TC 48, el 22 de febrero de 1965, Perissé era comandante del Destacamento Naval Decepción y pronunció un discurso por el Día de la Antártida ante una solemne formación de miembros de las tres armas que se habían desplazado a nuestro sector antártico para asistir al acto. Entre ellos estaban los cadetes del TC 48 (5).
UNA EXPEDICION PRIVADA ACTUALIZA LAS ESPERANZAS
Está a punto de iniciarse una nueva expedición para localizar el avión en la espesura de la selva. El grupo será conducido por los experimentados investigadores costarricenses Wilfredo Rojas y José Campos y se internará en la selva tropical en el próximo mes de abril, previendo también incursiones posteriores si fuera necesario, mientras los recursos lo permitan. Por eso es importante la recaudación de fondos en esta instancia. Cecilia Viberti, que junto a los demás familiares ha auspiciado las búsquedas anteriores, tiene una gran expectativa por este nuevo intento, "la zona de búsqueda se pone cada vez más caliente por diferentes pruebas y testimonios. Tenemos realmente muchas esperanzas" -manifestó (4). Si realmente se produjera el hallazgo, cualquiera fuera el cuadro de situación que se encuentre, sería el fin de medio siglo de incertidumbre y dolor para las familias de los tripulantes y cadetes.
LA CAIDA DEL TC 48, EL INICIO DEL MISTERIO

El TC 48 despegó de la base Howard, en Panamá, a las 05,49 del 3 de noviembre de 1965 rumbo a El Salvador, una escala previa a su destino final en San Francisco, Estados Unidos. Viajaban a bordo 9 oficiales tripulantes, 59 cadetes de la Escuela de Aviación de Córdoba, más otro de la Fuerza Aérea peruana. La parte restante de la promoción de cadetes había salido seis minutos antes en otro avión Douglas matrícula T 43 que aterrizó con normalidad en El Salvador luego de atravesar una zona de tormentas.
Todas las fuentes coinciden en que el TC 48 estaba sobrecargado, su capacidad normal era de 50 personas, pero en este caso viajaban 69, en condiciones de previsible incomodidad y atiborrados de bultos (7). Ya en vuelo, los pilotos solicitaron por radio hacer un aterrizaje de emergencia a causa de que un motor se prendió fuego y luego otro se plantó, los dos del ala derecha, por lo cual el aparato debió perder altura y estabilidad en medio de una meteorología con turbulencias, lluvias y visibilidad cercana a cero. Un contacto radial a las 06.44 con Alvaro Protti, piloto de un avión costarricense, da cuenta de que los tripulantes del TC 48 controlaban la aeronave y estaban buscando donde aterrizar. Criteriosamente, Protti les sugirió dirigirse a Puerto Limón, en la costa, donde se despejó la pista para esperarlos, pero el TC 48 nunca llegó. Según Protti, el cuatrimotor pudo haber caído tanto en tierra como en el mar (7). 
NOVIEMBRE DE 1965, EL OPERATIVO DE RESCATE
Una lancha y un helicóptero de EE.UU. recogen restos. Fuente (6)
Más de medio centenar de aeronaves y helicópteros se involucraron en la búsqueda, a lo que se sumaron varios destructores de la US Navy y embarcaciones privadas. El T 43 regresó a Panamá y se unió a las tareas. Varios días después, en medio de semejante despliegue sin lograr el menor hallazgo, no deja de ser llamativo que la única misión que denuncióavistar algunos restos sobre el mar fue precisamente la del T 43. Esos restos fueron recogidos por helicópteros y embarcaciones norteamericanas según puede verse en las escenas de un documental hecho por la USAF, testimonio que cobra especial valor hoy día porque la documentación oficial argentina sobre lo actuado en la época también “desapareció misteriosamente”.



 Inspección de los chalecos. Foto USAF. Fuente (7)
Varios chalecos salvavidas, algunas ropas y documentos, algo de dinero, se consideraron prueba suficiente para defender la hipótesis de que el TC 48 cayó al mar, y hasta se dijo que los integrantes del vuelo habrían sido presa de los tiburones, de ahí la ausencia de restos humanos. Pero lo que se mostró públicamente fueron todos efectos personales: Del avión nada, ni fragmentos pequeños, ni manchas de aceite o combustible en el mar. Nada. Con esas “evidencias”, el 10 de noviembre fueron dados por desaparecidos los tripulantes y pasajeros del TC 48 y el 6 de diciembre se dio por concluida la búsqueda. En 1967 la FAA cerró definitivamente el caso.

UNA HISTORIA DE OCULTAMIENTO Y DESINFORMACION




Chaleco donde se lee claramente "Prefectura Nacional Marítima" Foto USAF. Fuente (7)

Ahora bien, muchos indican que los chalecos salvavidas que llevaba el TC 48 eran de color naranja o verde, en tanto los chalecos mostrados como prueba del hundimiento eran amarillos con la leyenda “Prefectura Nacional Marítima, República Argentina”, suena extraño ¿chalecos de Prefectura en un avión de Fuerza Aérea? (6). Muchas dudas se podrían despejar si a esos materiales se les hiciera peritajes con la tecnología actual, pero la FAA afirma que los objetos del accidente quedaron sepultados, junto a toda la documentación, por toneladas de escombros cuando un ala del edificio Cóndor se derrumbó en diciembre de 1980 (7). Resulta curioso que también se ha dicho que los “expedientes X argentinos” respecto a las investigaciones oficiales de la Fuerza Aérea sobre ovnis, se perdieron para siempre en el mismo derrumbe. De similar manera, ese desmoronamiento podría invocarse cada vez que haya que justificar cualquier otro faltante de documentación anterior a 1980.

EL CASO EJEMPLIFICADOR DEL CADETE VUISTAZ

La Fuerza Aérea concluyó que el avión se había hundido en el mar y entregó a los familiares del cadete desaparecido Oscar Vuistaz lo que parecía ser una prueba irrefutable: Sus documentos, un par de gemelos de su propiedad y U$S 100 que habrían sido hallados flotando en el océano, pero a los familiares les despertó dudas el buen estado de conservación de esos elementos, pese a que debieron estar expuestos durante días a los rigores del mar. Meses más tarde ocurrió algo que reafirmaría la sospecha de que los altos mandos manipulaban la información. La familia Vuistaz recibió una carta anónima de un cadete que viajaba en el otro avión, el T 43, quien movido por el dolor rompió el silencio. El autor de la carta manifestaba que esas pertenencias le habían sido entregadas por Oscar Vuistaz en Panamá ante el temor de extraviarlas o sufrir algún robo debido al desorden que había a bordo del TC 48, con cadetes hacinados que a falta de espacio viajaban sentados en improvisados banquitos de madera colocados en el pasillo del avión. Según la carta, después del accidente el cadete anónimo había entregado estas pertenencias al Director de la Escuela de Aviación que viajaba en el T 43, para que se las hiciera llegar a los familiares de su amigo desaparecido.

En vez de cumplir ese emotivo pedido solidario del cadete, La Fuerza Aérea habría tergiversado la información para presentarla como prueba a su favor, asegurando que esos objetos se hallaron en el mar. Los familiares encargaron por su cuenta un análisis químico de salinidad sobre esas pertenencias que resultó negativo: Los efectos personales de Vuistaz nunca habían estado en contacto con agua de mar (6). ¿Por qué esa urgencia oficial en cerrar el expediente y desanimar que se busque el avión en tierra? La respuesta es parte de este engorroso enigma, pero es otra poderosa razón para colaborar con esta nueva tentativa de búsqueda en la selva costarricense que están organizando los familiares, que tanto desengaño y sufrimiento acumulan en medio siglo de incertidumbre.

LA FAA AFIRMO QUE CAYO AL MAR, PERO LO FUE A BUSCAR EN TIERRA



Presentación de la Misión Esperanza V. Fuente (8)
La cadena de contradicciones en el caso del TC 48 parece no tener fin: En 1967 la FAA clausuró el legajo sentenciando que al avión se lo tragóel mar, pero entre 2008 y 2011 la misma FAA envió a Costa Rica cinco expediciones para tratar de localizarlo… en tierra!. (7)




En efecto, el Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Brigadier General Normando Constantino, en el año 2007 lanzó las misiones llamadas “Esperanza” para incursionar en la selva costarricense en busca del aparato. Ninguna de ellas encontró nada, su mayor logro fue el descubrimiento casual de un yacimiento arqueológico milenario (11). 



Presentación de Esperanza V. Habla el
Cap. Mohaupt, el Ing. Módica lo observa. Fuente (8)
Las expediciones Esperanza IV y Esperanza V estuvieron al mando del capitán Mariano Mohaupt, con el apoyo tecnológico de fotos aéreas analizadas por el ingeniero de la CONAE Marcelo Módica (8). Los mismos Mohaupt y Módica a partir de 2011 pasaron a integrar otro organismo oficial: la CEFAE (Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales), una original dependencia de la Fuerza Aérea dedicada al tema de los ovnis. Su creación también tuvo la rúbrica del brigadier Constantino y se ignora cual ha sido la actividad de esta curiosa oficina, ya que no publicó informe alguno en los tres años que lleva de existencia (9) (10).

LA POSIBILIDAD ACTUAL DE ENCONTRAR EL AVION

"He pensado mucho en el tema del avión de Malaysia Airlines y en la angustia de esos familiares. La incertidumbre que se genera es peor a la de la muerte misma, porque no hay forma de hacer un duelo", reflexiona Cecilia, la hija del piloto del avión desaparecido, capitán Esteban Viberti. Pese a que ya han transcurrido 49 años, para los familiares la búsqueda no cesa."En abril, se hará en Costa Rica una nueva incursión a una zona totalmente inexplorada donde confluyen muchas pistas y testimonios", comenta Cecilia, que sigue confiando en hallar los restos del DC-4 que piloteaba su padre. (12)

Desde la declaración en emergencia del TC 48, esa brumosa mañana del 3 de noviembre de 1965, se han realizado 35 expediciones exploratorias, sin encontrar nada. Ahora, un grupo privado, de Costa Rica, prepara una nueva salida al terreno, que se hará cuando llegue el tiempo en que las lluvias ceden en intensidad y se puede entrar en la impenetrable selva caribeña. (4)


COMO COLABORAR CON LA NUEVA EXPEDICION:
Puede hacerse una contribución voluntaria, así sean $50, $100, $200 o lo que se desee colaborar, todo aporte será valorado por los familiares, a la caja de ahorro de Banco Macro Nº 4.319.0170017395.7, que está a nombre de Viberti, Esteban Omar. Si el depósito se hace en cualquier sucursal de Banco Macro, es un trámite sencillo que solo requiere ir al cajero automático y poner el número de caja de ahorro, el número de DNI del depositante y el dinero en efectivo. Si el depósito se hace por transferencia desde una cuenta de otra entidad bancaria, será necesario digitar también el CBU 2850319-4 4001700173957-8. Una vez realizado el depósito, enviar un mail a ceciliaviberti@gmail.com para avisarle quien colaboró y con quévalor, a los efectos de llevar un control de las donaciones recibidas.

Rubén Morales / Mario Lupo
Integrantes de L'Académie d'Ufologie

Directores Regionales de MUFON - Mutual UFO Network
Café Ufológico RIO54Miembro de la Red Argentina de Cafés Ufológicos

Información enviada por Rubén Uriarte. MUFON California

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