En el primer aterrizaje en el cometa 67P/Churyamov-Gerasimenko, las patas de la sonda espacial Philae penetraron en una capa blanda, seguramente polvo, de varios centímetros de grosor hasta que dio con un estrato duro de hielo, según indican los análisis de los datos que envió el robot antes de quedarse sin batería y ponerse en estado de hibernación. El primer aterrizaje se refiere al primer punto en la superficie del cometa donde la sonda tomó contacto, antes de rebotar dos veces y acabar a un kilómetro de distancia en un sitio aún por determinar. Fue el pasado 12 de noviembre, en una operación de descenso calificada de gran éxito por la Agencia Europea del Espacio (ESA) y los científicos de la misión. En el sitio del tercer y definitivo aterrizaje, la sonda tiene gran cantidad de hielo de agua debajo, señalan los investigadores que están estudiando los datos recibidos en los dos días y medio que la Philae funcionó.
La sonda lleva unos sensores de vibraciones en el extremo de las patas que han proporcionado la información sobre las características del lugar de contacto con el suelo.
También se analizan los resultados del experimento de perforación y toma de muestras del suelo, que se activó en el último momento de vida de las baterías de la sonda por miedo a que la desestabilizara. LaPhilae reposa en el suelo sobre dos de sus tres patas. Los datos recibidos indican que el perforador descendió hasta 46,9 centímetros desde la parte baja de la sonda y giró para volcar la muestra en una de las cazoletas del dispositivo de análisis. Pero los expertos no saben aún cuánto material vertió.
Fuente: Periódico El País, Noviembre 2014.
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