lunes, 10 de diciembre de 2012

El primer ministro que cree en Papá Noel y los ovnis


Creía que los micrófonos estaban cerrados. Es la única explicación razonable para explicar la cantidad de barbaridades que pudo decir Dmitry Medvedev, primer ministro ruso, en apenas unos minutos y ante las cámaras de cinco cadenas de televisión nacionales. El político metió la pata y sus palabras ya han recorrido el mundo entero.
Tal y como cuenta el periódico británico The Telegraph, la primera incoherencia del ruso llegó cuando empezó a hablar de Papá Noel. “Yo creo en Papá Noel. Pero tampoco muy profundamente. En cualquier caso no soy de esas personas capaces de decirle a un niño que Papá Noel no existe”, contó.
Sin embargo, al show de Medvedev todavía le quedaban más capítulos, como cuando se refirió a los extraterrestres de una forma bastante curiosa…
“En el interior del maletín donde se guardaban los secretos de Estado había una carpeta con información sobre los “extranjeros” que visitaron nuestro planeta. No voy a decir cuántos de ellos están entre nosotros, ya que puedo crear mucho pánico”, manifestó, dando a entender que creía en la vida extraterrestre.
Tampoco estarán muy contentos con sus palabras los agentes de policía rusos con el que fue su presidente. Ante la queja de uno de los periodistas sobre ellos, Medvedev respondió con un categórico “son todos unos idiotas”.
Los analistas políticos creen que el actual primer ministro durará en el cargo solo hasta marzo y abril, citando guerras de intereses como principal razón. Al respecto, Putin puede tener una razón más para sustituirle, después de las críticas que recibió en esta misma entrevista.

“Colegas, alguien como yo debe ser extremadamente puntual, mientras que otros agotan todos los limites para llegar tarde”, dijo el mismo día en el que Putin se había retrasado más de una hora en un acto en el sur de Rusia.
A pesar de que el vídeo con todas las meteduras de pata de Medvedev no se emitió en ningún canal, este fue filtrado, e incluso la agencia Reuters recibió una copia. Que sus palabras llegaran a todo el mundo, era solo cuestión de horas…

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