Con un par de ojos que parecen los de un insecto, girando en la punta de un asta de casi 2 metros y medios (8 pies) de alto, 6 ruedas y 817 kilogramos (1.800 libras) de peso, Curiosity (Curiosidad, en idioma español), el vehículo explorador de Marte, no se parece mucho a un ser humano. Sin embargo, en este momento, el vehículo explorador, del tamaño de un automóvil mini-Cooper, es el que desempeña el papel de doble de riesgo para los astronautas humanos de la NASA.
"Curiosity viaja a Marte en la barriga de una nave espacial, donde estaría un astronauta", explica Don Hassler, un investigador del Instituto de Investigaciones del Suroeste (Southwest Research Institute o SwRI, por su sigla en idioma inglés), ubicado en Boulder, Colorado. "Esto significa que el vehículo explorador experimenta durante el viaje las tormentas de radiación en el espacio profundo de la misma manera en que lo haría un astronauta real".
Efectivamente, el 27 de enero de 2012, la nave espacial en donde viajaba Curiosity fue azotada por la tormenta de radiación solar más intensa desde el año 2005. El evento comenzó cuando la mancha solar AR1402 produjo una llamarada solar de clase X2 (en la "escala de Ritcher de las llamaradas solares", las de tipo X son las más fuertes). La explosión aceleró una verdadera descarga de artillería de protones y electrones hasta alcanzar aproximadamente la velocidad de la luz; estas balas subatómicas fueron dirigidas por el campo magnético solar casi directamente hacia Curiosity.
Cuando las partículas golpearon las paredes externas de la nave espacial, destruyeron otros átomos y moléculas que se encontraban en su camino, produciendo de este modo un rocío secundario de radiación que Curiosity absorbió y midió.
"Curiosity no estaba en peligro", dice Hassler. "De hecho, era nuestra intención que el vehículo experimentara este tipo de tormentas en su camino hacia Marte".
A diferencia de otros vehículos de exploración previos, Curiosity está equipado con un Detector Evaluador de Radiación (Radiation Assessment Detector, en idioma inglés). El instrumento, al que se ha puesto el sobrenombre de "RAD", cuenta los rayos cósmicos, así como los neutrones, los protones y otras partículas dentro de un amplio rango de energías que resultan interesantes desde el punto de vista biológico. La misión principal del RAD es investigar el ambiente de radiación cósmica en la superficie de Marte, pero los investigadores lo encendieron antes de su llegada al Planeta Rojo para que también mida el ambiente de radiación de camino haciaMarte.
La ubicación de Curiosity dentro de la nave espacial es crucial para el experimento.
"Tenemos una muy buena idea respecto de cuál es el ambiente de radiación afuera de la nave", dice Hassler, quien es también el investigador principal del proyecto RAD. "Dentro de la nave, sin embargo, eso es todavía un misterio".
Incluso las supercomputadoras tienen problemas para calcular exactamente qué sucede cuando los rayos cósmicos de alta energía y las partículas de energía solar golpean las paredes de una nave espacial. Una partícula golpea a la otra; vuelan fragmentos; los fragmentos a su vez se estrellan contra otras moléculas.
"Es un proceso muy complicado. Curiosity nos está dando la oportunidad de medir exactamente qué sucede".
Aun cuando el Sol se encuentra tranquilo, Curiosity está siendo bombardeado por una llovizna lenta de rayos cósmicos; partículas de alta energía aceleradas por agujeros negros y explosiones de supernovas distantes. En los días posteriores al evento de la llamarada solar de tipo X, que tuvo lugar el 27 de enero, el RAD detectó una oleada de partículas varias veces más numerosa que los conteos usuales de rayos cósmicos. El equipo de Hassler aún se encuentra analizando los datos con el propósito de entender qué les están diciendo sobre la respuesta de la nave espacial a la tormenta.
Más llamaradas solares contribuirán al aumento del conjunto de datos. Hassler espera que el Sol coopere, porque el ciclo solar ya se encuentra en una tendencia creciente; se está dirigiendo hacia un máximo de actividad que se espera ocurra para los primeros meses del año 2013.
Contando a partir de febrero de 2012, "aún tenemos 6 meses de viaje hasta llegar a Marte. Eso nos da bastante tiempo para que ocurran más tormentas de radiación solar".
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