De la pica en Flandes a la coliflor en Marte. Los tiempos han cambiado desde que en el siglo XVII, Felipe IV, rey de España y de Portugal, imperara por Holanda y media Europa. Cinco siglos después, un equipo de estudiantes de ambos países proyecta enviar a Marte una semilla de la familia de la coliflor y, por primera vez, hacerla crecer en el planeta rojo, con unas condiciones adversas para la vida de cualquier especie.
Recreación de los cultivos necesarios para alimentar a una colonia permanente de humanos en Marte. Credit: Bryan Versteeg/ Mars One Foundation. / BRYAN VERSTEEG (MARS ONE FOUNDATION). |
El proyecto Seed (semilla) ha ganado el primer premio de lafundación Mars One —de Holanda, para redondear la historia—, creada hace tres años con el objetivo de establecer a partir de 2024 una colonia permanente de humanos. En abril de 2013, la entidad comenzó a reclutar y entrenar a los posibles marcianos. A la convocatoria se presentaron más de 200.000 candidatos, de los que siguen menos de 800, pero antes de que lleguen hay que mejorarles las condiciones de vida; para ello, Mars One promovió un concurso de proyectos para el planeta, que se falló el lunes.
Al reto se presentaron 35 ideas de todo el mundo; en diciembre quedaron reducidos a diez. La mayoría se centraban en la obtención de oxígeno y agua. El más original, el norteamericano Urine, que pretendía convertir la orina en agua salubre. Finalmente, con la ayuda de la votación popular y las redes sociales, el premio fue para Seed.
En principio la idea parece fácil de realizar, una doble caja con semillas congeladas dentro. La primera protege a la segunda de las condiciones atmosféricas extremas. El recipiente interior, del tamaño de una caja de zapatos, contiene la simiente, los nutrientes básicos para el crecimiento del vegetal, sistema automático de riego, paneles de luz y una cámara para transmitir a la Tierra las imágenes del proceso. Todo sin intervención humana.
La primera planta que debería crecer en Marte sería de la familia de la coliflor y el nabo, concretamente la Arabidopsis thaliana, una vulgar mala hierba que brota allí donde no se pretende, y que alcanzó prestigio científico en el año 2000 por ser la primera planta con el genoma secuenciado.
Mars One pretende enviar su primer campamento permanente en 2018. Diez meses después llegará a Marte. “En el momento de aterrizar, se activarán automáticamente los paneles solares de la cajita del Seed y el sistema de riego”, ha explicado Daniel Carvalho, uno de los seis promotores del proyecto, estudiante de la Universidad de Porto, al igual que Guilherme Areste, Miguel Ferreira y Teresa Araújo. El equipo se completa con Raquel Almeida, de la Universidad de Minho, y Miguel Valbuena, de la Complutense de Madrid. “Estamos muy satisfechos con la elevada calidad de las propuestas universitarias”, declaró Arno Wielders, cofundador de Mars One, al anunciar el premio.
Para el grueso del equipo premiado, esta no es su primera experiencia espacial. Anteriormente habían desarrollado para la Agencia Espacial Europea, AngioGravity, un estudio sobre cómo la hipergravedad afecta a la formación de los vasos sanguíneos.
Aparte de las dificultades técnicas y científicas, los jóvenes deben conseguir más de 100.000 euros para llevar a buen puerto su idea, respaldada por científicos de sus países y de la Universidad de Ámsterdam. Si no cumplen con el calendario, su coliflor será sustituida por el Proyecto Lechuga, un invernadero diseñado por estudiantes de la Universidad de Southampton (Reino Unido).
Fuente: El País, Enero 2015.
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