400.000 millones. Esa es la cifra (según las máximas estimaciones) de sistemas solares que pueblan nuestra galaxia. Como el Kepler-47,un conjunto de planetas girando alrededor de dos soles, con dobles amaneceres y atardeceres como los que imaginó George Lucas enStar Wars. O la atmósfera de plasma, el estado de la materia más abundante, que envuelve a Gliese 1214 b. O el tesoro oculto de 55 Cancri e, un astro cubierto de una capa de grafito que esconde un diamante planetario.
Todos ellos caben en Elite: dangerous. Un videojuego, pero también un compendio de todas las maravillas de nuestra galaxia. "Usamos todos los catálogos estelares disponibles y hemos seguido cuidadosamente las teorías actuales acerca de cómo se forman las estrellas, o cómo evolucionan los sistemas solares. Y también modelamos la gravedad, la presión de radiación, la temperatura, la química...". Quien enumera es David Braben (West Bridgford, 1964), veterano del videojuego que debutó hace tres décadas, cuando apenas era un chaval de 20, con Elite, su primer juego del espacio. Pero Braben, que responde por correo electrónico, no quiere hablar de fin de viaje. Al contrario: "No lo veo como una culminación, sino como el principio. Hay muchas cosas que planeamos añadir a lo largo de las semanas, meses, años".
"Para cada estrella simulamos el modelo completo de su sistema solar"
Jugar a Elite: Dangerous es echar un vistazo al futuro del entretenimiento. En la presentación a los medios españoles —media hora a puerta cerrada con el casco Oculus y unos mandos de pilotaje que pesaban unos 10 kilos— se pudo ver qué significa viajar en el espacio con lo virtual. La realidad se diluye en una recreación virtual que sustituye el cuerpo del jugador por el mono de un piloto de combate. No hay arriba ni abajo, porque un giro del mando puede rotar en cualquier ángulo el paisaje cósmico visible a través de la cabina. El cuerpo del jugador desaparece y se ve sustituido por un mono de combate que podría aparecer en Star Wars o Star Trek. Atravesar un campo de asteroides significa contemplar enormes masas de roca que pasan a centímetros del cristal, flotando en el vacío. Y cualquier puntito brillante que titila en el espacio es visitable.
Que sea posible plasmar esta inmensidad obedece a la herramienta más revolucionaria de la nueva generación de videojuegos, llamada, en inglés, procedural. Básicamente, es una técnica informática que permite que un elemento del juego —sus personajes, escenarios o algo más abstracto— sean aleatorios. Braben le quita importancia a la técnica en sí: "No importa cuántos puntos de un aerógrafo digital son verdaderamente aleatorios o un patrón artístico controlado por un ordenador. Lo que importa es cómo se usa".
En el caso de Elite: dangerous, de manera muy compleja: "Hemos ido mucho más allá de la generación procedural aleatoria. Con las cartas astrales, completamos las 160.000 estrellas del firmamento. Pero hay muchas que no pueden verse, ni siquiera con el telescopio Hubble, más que con motas de polvo. Sabemos grosso modo cuántas estrellas hay a esta distancia; conocemos también su forma y densidad, por lo que aplicamos algoritmos complejos para recrearlas. Para cada estrella simulamos todo el modelo de su sistema solar, no solo la composición química de los planetas, sino también sus órbitas, si ha habido colisiones entre sus planetas y los efectos derivados".
El juego recrea los 400.000 millones de sistemas solares que podrían poblar nuestra galaxia
El juego está accesible a través de su web a un precio de 59,99 dolares (49 euros), aunque es una obra que no ha de considerarse cerrada, asegura su creador.
La estrella de Elite: dangerous no brilla sola en esta megalómana empresa. No man's sky, juego exclusivo de PlayStation 4, y Star citizen, el mayor éxito de la historia del crowdfunding en el medio con más de 40 millones de euros recaudados, también usan la fórmula de un universo totalmente inabarcable. A Braben no le importa ser uno más: "Hemos trabajado en esto desde hace mucho tiempo. Para mí, es maravilloso ver un gran género de vuelta, y me los jugaré todos cuando salgan". Pero ni Braben ni ningún jugador en el mundo hará más que raspar la superficie de estos nuevos videojuegos que reflejan el Universo tal y como es.
Fuente: El País, Diciembre 2014.
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