China celebró el 27 de Septiembre el Festival de Medio Otoño o ''Zhongqiu Jie'', una de las festividades más importantes de la cultura oriental, en la que es preceptivo regalar pasteles a familiares y amigos y, si las condiciones lo permiten, contemplar por la noche el cielo estrellado para admirar la mayor Luna llena del año.
La fiesta varía cada año, pues depende del calendario lunar y puede llevarse a cabo en septiembre u octubre. AFP / ARCHIVO |
La fiesta, que depende del calendario lunar y por tanto varía de día según el año, ha caído esta vez en domingo, por lo que los chinos no podrán gozar de una jornada extra de asueto, aunque del 1 al 7 de octubre sí librarán por las festividades del Día Nacional.
Los astrónomos han anunciado para hoy una Luna que dará la sensación de ser de mayor tamaño que en meses anteriores y tendrá además un color rojizo (efectos derivados de estar a una altura más baja con respecto al horizonte) por lo que millones de chinos armados de cámaras intentarán captar esa ''Luna de sangre''.
Ante la posibilidad de que los cielos nublados o contaminados priven a los noctámbulos de ese espectáculo, la ciudad de Cantón, en el sur del país, ha colocado en una de sus principales plazas una falsa Luna construida con materiales ecológicos, de unos 10 metros de alto, para que los turistas se fotografíen junto a ella.
La fiesta se celebra en el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar chino, una fecha que suele caer en septiembre u octubre, y suele coincidir con muchas cosechas, lo que aumenta las celebraciones en el campo.
El Festival del Medio Otoño honra a la diosa Chang E -que da nombre a las misiones lunares del programa espacial chino-, quien según la leyenda vive en el satélite selenita con la única compañía de un conejo (para los chinos, las manchas lunares que vemos en la Luna tienen la forma de ese animal).
Cada fiesta china suele tener un alimento asociado y en este día se trata de los ''pasteles de Luna'' o yuebing, unas muy compactas tortas de una masa similar al mazapán que, con distintos rellenos y formas, son compradas en grandes cantidades durante estas fechas.
En la consumista sociedad china actual no es tan importante comer estos pasteles como comprar los más caros posible para regalarlos en masa a familiares y amigos, hasta tal punto que muchas casas chinas no pueden consumirlos todos y muchos de ellos acabarán en el cubo de la basura.
Fuente: El Informador, Septiembre 2015.
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