Los OVNIs tienen extrañas formas y tamaños, incluso para los radares. Pero, ¿se imaginan una nave nodriza del tamaño de Bélgica apareciendo y desapareciendo sobre el país que no tiene gobierno? Sería de chocolate con leche.
Pero antes de que los flamencos salgan corriendo de sus casas, los expertos ufólogos han desmentido el extraño suceso de la aparición de estos círculos el pasado 15 de marzo en el radar de precipitaciones europeo Meteox.
A pesar de que estas formaciones pueden parecer de otro mundo, las formas concéntricas tienen más que ver con fallos técnicos de barrido en los radares que con presencias a lo “Independence Day”.
Marc Dantonio, jefe de fotografía y video-analista de MUFON, una organización internacional dedicada a estudiar y resolver el enigma OVNI desde un punto de vista científico, tiene la explicación y viene de cómo funciona un radar meteorológico.
Los radares operan generando pulsos electromagnéticos de gran potencia (normalmente a 250 kW) que son transmitidos a través de una antena parabólica giratoria en dirección radial y, posteriormente, detectando los débiles ecos retrodispersados por las gotas de agua en el aire hacia el radar.
Lo hacen por un breve lapso de tiempo antes de volver a emitir un nuevo pulso. Así que cada eco es ubicado a su distancia correcta del radar. Los anillos gigantes que aparecen y desaparecen corresponden a algo que se llama “círculo de fusión”, y se produce porque la nieve derretida ofrece medidas anómalas de las precipitaciones, que el radar recoge en forma de anillo extraterrestre, según firma Dantonio.
Cuando las instalaciones de radar recogen algunas formaciones de nieve que se derriten, los datos se pierden directamente en una zona por encima de las antenas llamado “cono de silencio”; por eso son rosquillas con agujero y no galletas. El radar meteorológico no puede mirar hacia arriba para ver en primer plano. Normalmente, el radar está en un ángulo de 19.5 y verá un “agujero” en la cobertura por encima de él.
Y la razón de estas imágenes se muestran en la pantalla durante una fracción de segundo se debe a que el radar cubre los 360° en acimut a unas 6 a 10 veces por minuto, que es cuando envía su pulso y luego se escucha el eco de retorno.
Según el ufólogo, lo más probable es que la imagen anómala es el resultado de una combinación de hielo, lluvia y nieve, que unida a la superposición de varias mediciones, ha causado las formas extrañas en el perímetro alrededor del radar.
Otras teorías apuntan que estas anomalias en los radares meteorológicos pueden estar asociadas con la actividad sísmica, pues los cambios en los flujos de magma podrían causar modificaciones en el campo magnético de la Tierra, lo que interfiere con la propagación de la radiación electromagnética, creando radios y anillos en las pantallas de los radares.
Sea como fuere, mala suerte para el Benelux: no es un Mega-OVNI ni una puerta interestelar a otros mundos. Aunque hubiera estado bien que los belgas saludaran como nuevo primer ministro a un extraterrestre procedente del espacio.
Por cierto, para los amantes de la conspiranoia interestelar, esta misma imagen de la “rosquilla blanca” también fue tomada por un radar meteorológico australiano en 15 de enero de 2010, en las Antípodas.
En aquella ocasión, la Oficina Australiana de Meteorología afirmó tajantemente que sus aparatos funcionaban correctamente, lo que obligó al gobierno australiano a iniciar una investigación oficial.
Tengan cuidado ahí arriba. ¡Y no salga sin paragüas si se considera magufo!
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